Quienes somos

Independientes, invisibles y tejiendo redes transnacionales.

16/2/09

Una sola mano no aplaude

Últimamente estamos asistiendo a un furor político de tanta resonancia que a muchos de nosotros nos da pereza tomarlo como estación para el análisis. Simplemente porque la “música política” se ha convertido en ruidos políticos, y eso por estar involucrada de algunos movimientos con calificativos negativos: espionajes, corrupciones e infiltraciones… Y la resonancia tiene más eco todavía si estamos en un clima donde se respira un aire inseguro y contaminado por la crisis económica, que muy probablemente, si no se trata con la delicadeza que requiere, se convertirá en crisis social, como indica el último debate sobre la publicidad en los autobuses entre ateístas y religiosos, o en crisis de valores, citando, por ejemplo, el caso Eluana Englaro.
Lo llamativo no es el ruido, sino el instrumento. Parece que el conjunto de estas acciones de mala gestión (política y ética) nace y muere en la esfera política, como si no importase a la sociedad en todas sus dimensiones. Mi percepción, desde luego, puede ser errónea, pero de lo que estoy seguro, ninguna buena imagen se produce de este caso así, cara al exterior o al interior.
Cuatro millones de extranjeros que viven en España, donde hacen esfuerzos para participar en el proceso de la integración democrática del país, han echado de menos en estas últimas semanas la lección cívica y democrática por la cual trabajaban como objetivo primordial.
La inmigración cada vez necesita ser escuchada y tomada en cuenta para formar parte de la música política del país, es una asignatura pendiente e importante. Hay que trabajar tal asignatura proyectando la inmigración como eje transversal en la columna vertebral del estado con toda su estructura, y que deje de ser competencia de todos y de nadie. En otras palabras: Hacer el salto desde la integración socio-económica y socio-cultural a una integración democrática. Y si imaginamos que lo anterior sucede, no me cabe ninguna duda de que vamos a sanear conjuntamente los defectos del proceso de la madurez y la solidez política del estado. Casualmente lo digo yo, que soy un miembro de la sociedad española solo con voz y sin voto. Podría otorgarme el titulo de miembro observador que trabaja activamente a ser miembro participante.
El sonido de los aplausos es el mejor himno musical que la política puede desear. Pero como dice un refrán marroquí “una sola mano no aplaude”.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

las manos serven para muco mas y no solo para aplaudir

Anónimo dijo...

podrias profundizar un poco mas?

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